El sector turístico entusiasta, pero expectante.
Ha finalizado una de las ferias internacionales de turismo más importantes de Europa, FITUR, con una mayor asistencia de la que se esperaba, a priori, debido a las restricciones y al impacto de la sexta ola y eso denota que el sector turístico se encuentra entusiasta y expectante a que el final de la pandemia sirva de lanzadera de un sector que ha sufrido mucho durante estos dos años, pero que también les ha servido para optimizar su competitividad.
Cuando uno se encuentra que no puede realizar su actividad a causa de una fuerza mayor como ha sido y sigue siendo esta pandemia puede caer en el pozo del desánimo y el desaliento o puede apretar los dientes para emplear este tiempo para prepararse mejor para los buenos tiempos que han de llegar y si algo caracteriza al sector turístico de Castilla y León, es que no se deja amedrentar con facilidad y la mayoría de los negocios han empleado estos dos largos años en perfeccionar sus propuestas, otros han tenido que cerrar o cambiar de actividad debido a una pandemia que no han podido resistir y a los que les deseamos que puedan volver a subirse a este tren y a otros se les ha llevado el viento a las primeras de cambio, porque como en otras muchas áreas, hay quien se sube al carro cuando los vientos son favorables, pero si aportar valor ni profesionalidad, y desaparecen con las mismas cuando el viento ladea.
Había algunas cosas que hemos aprendido durante este tiempo y otras cosas que aún estamos a tiempo de poder llevar a cabo. Ofrecer calidad en todo lo que proponemos, desde cómo comunicamos nuestra oferta hasta cómo atendemos al cliente. Tenemos que ser exigentes porque el cliente ha aprendido ha ser exigente entre una cada vez más amplia y diversa oferta. Saber complementarnos con nuestro entorno y con aquellas otras propuestas que enriquezcan nuestro propio proyecto, esto es clave si queremos ser competitivos. Aprovechar el momento y la financiación “next generation” para digitalizar nuestros servicios sin perder la esencia de nuestra propuesta; estar comprometidos con la sostenibilidad y el respeto al medio ambiente que en nuestra comunidad debe ser algo de lo que no debería hacer falta que nos conciencien y, por supuesto, ofrecer las mejores medidas higiénico-sanitarias.
Convencernos que mejorar la accesibilidad de nuestras instalaciones y de nuestra oferta en general es sinónimo de mejorar nuestra competitividad ya que podremos llegar a muchos más miles de clientes de todo el mundo si nuestro turismo en un turismo para todas las personas.
He podido ven durante estos días las numerosas presentaciones de experiencias turísticas de nuestras provincias y de nuestras comarcas, todas ellas muy interesantes y cargadas de entusiasmo y valor como: La Milla de Oro en la provincia de Valladolid, el Románico palentino, la propuesta de Ponferrada y las ya clásicas propuestas de Semana Santa, Rutas del Vino o el Año Jacobeo, pero hay algo que seguimos echando en falta y es una propuesta global, una apuesta definitiva por la marca Castilla y León en el sector turístico. Está bien promover las experiencias, pero uno de nuestros retos es competir en el mercado nacional e internacional con una marca de comunidad.
Al turista le debemos proponer y convencer que puede visitar nuestra comunidad en cuatro días, por ejemplo, y en esos cuatro días o una semana haber podido disfrutar de la gastronomía, la cultura, la naturaleza, la historia de nuestra tierra y la autenticidad de nuestras gentes, además de actividades y descanso y llevarse una idea de que Castilla y León es un territorio singular que entre sus ciudades y provincias se respetan y se complementan. Ahí está la clave del sector: calidad, seguridad, propuestas complementarias y empezar a promocionarnos como comunidad.
Fran Sardón